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PÁRROCO DE GUANTA, CUMPLE EL 04/12/07

25 AÑOS
DE ORDENACIÓN
SACERDOTAL


Padre Medina:
Modelo de Sacerdote.
Nació en Aragua de Barcelona el 13 de Diciembre de 1957. Pertenece a una familia de diez hermanos, siendo el sexto hijo de Teódulo Medina y Alicia Bravo de Medina, quienes le ofrecieron una formación de hogar cristiano, llena de valores y principios, que lo ayudaron a definir una vida digna al servicio de los demás. Tuvo el ejemplo de sus hermanos mayores de buenos estudiantes y prestos al servicio de la iglesia, como monaguillos.
Su infancia y adolescencia las vivió entre las tareas propias del estudio, compartiéndolas con las de la casa y las actividades de la iglesia. Obtuvo el título de Bachiller Agropecuario, Mención Fitotecnia, destacándose entre los tres primeros lugares de rendimiento académico, de 63 graduandos de esa promoción.
No obstante, ya venía creciendo en ese corazón la atracción del amor de Dios y fue el Párroco, Padre Oscar Rodríguez su ejemplo, su modelo de sacerdote, con un carisma especial para descubrir y motivar en los jóvenes la vocación al sacerdocio, quien lo ayudo a clarificar el llamado de Dios y así ese mismo año ingresó al Seminario Mayor “Santa Rosa de Lima” de Caracas, donde contó con la presencia como rector, de Monseñor Jorge Urosa Sabino, hoy Cardenal de nuestro país y digno representante de nuestra iglesia venezolana.
Recibió la Ordenación Sacerdotal el 4 de Diciembre de 1982 de manos del Excelentísimo Mons. Constantino Maradei Donato en su ciudad natal Aragua de Barcelona. Su primera misa la celebró en la Capilla del Cristo de Jose. En enero del año 83 se construye la parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Guaraguao, a la que asume como su primera parroquia, por mas de tres años. De allí va a la Parroquia Nuestra Señora de Coromoto en Chuparin, durante seis años.
En agosto del 92 hasta el 96 asume la Parroquia Santo Cristo de Pariaguán. De allí pasa a la Parroquia Espíritu Santo en Barcelona, por corto tiempo y mas tarde entre sus tareas de párroco recibe la Parroquia María Reina de los Desamparados, de Guanta, desde el 28 de Febrero de 1999, donde actualmente está y nos recibe con el amor fraterno que lo caracteriza


Hoy queremos dedicarle nuestras páginas en señal de amor, agradecimiento y respeto al sacerdote que ha significado para el Refugio Divina Misericordia un gran aliado, desde sus comienzos. Un gran apoyo, una columna en los momentos mas frágiles que hemos vivido durante estos tres años de existencia .
El Presbítero José Gregorio Medina Bravo, Párroco en Guanta de la Iglesia de la Virgen de los Desamparados, desde hace 8 años, cumple en el mes de Diciembre, 25 años de Ordenación Sacerdotal.
Hombre humilde y sencillo, servidor de Dios y de los hombres, siempre dispuesto a ayudar a los demás.
Padre Medina como le decimos todos cariñosamente sin su apoyo espiritual el Refugio no sería, lo que es hoy en día, Dios lo puso en nuestro camino como luz y guía en el servicio que ofrecemos a los mas necesitados. Son ellos los que le reconocen de una u otra manera, todas sus gracias como sacerdote, como hombre y como un maravilloso ser humano. Con una sensibilidad interior que se descubre con un gran corazón hacia los mas débiles, los que sufren y los que mas lo necesitan.
Sacerdote, de una trayectoria limpia, impecable, ha sido Párroco en mas de cinco parroquias, teniendo muchas otras actividades eclesiales bajo su responsabilidad como Capellán Militar, Capellán del hospital Cesar Rodríguez, fue Canciller del Obispo, fue profesor de la Escuela de Laicos y muchas otras mas.
Como amigo, ejemplar, siempre atento, amable y sincero, buen amigo, aquel que ofrece un buen consejo a tiempo, aquel que te escucha y te alienta en todos los momentos de tu vida.
Gracias Padre Medina, Muchas Felicidades y
que el Señor siempre lo acompañe.


DEDICACIONES:

“Padre José Gregorio
que su mente sacerdotal,
sea siempre un evangelio,
su corazón un sagrario y
su realeza sacerdotal se realce,
cuando sirva al mas necesitado”
Azucena

“Soy legionaria y tengo muy buenos recuerdos del Padre José, como cariñosamente lo llamamos. Siempre estuvo con nosotros en las reuniones con mucho amor. Recibí bonitas enseñanzas de él. Le deseo lo mejor”
Olga de Marcano, Guaraguao.

“Recuerdo del Padre José, mientras estuvo en Guaraguao, mucho cariño y respeto para mi y mi familia. Hizo cosas muy lindas por esta Parroquia, sobre todo en lo espiritual. Lo quiero mucho y le deseo sea feliz en su vida sacerdotal.”
Haydeé de Escala, Guaraguao

“Es un sacerdote muy especial, tengo bonitos recuerdos de él y su familia. De carácter fuerte y riguroso, pero por el bien de la comunidad. Seguimos siendo buenos amigos.”
Aída Marcano, Guaraguao.

LA CARIDAD Y SU CUALIDAD

La era de la Ley pasa a ser con Cristo la era de la gracia y del amor o era de la Caridad. La caridad resume en sí todas las demás leyes comenzando por el decálogo: el que ama al prójimo, cumplió la Ley. Porque: “No cometerás adulterio; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; no codiciarás”; y si hay algún otro precepto, se reduce a este pensamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
La Ley, (o justicia) asegura un mínimo de relaciones de caridad, condición necesaria para un progreso ulterior en el amor. Además la caridad no elimina la Ley, sino que la cumple de la manera más perfecta (Rom. 13, 10). El amor no hace mal al prójimo así que la plenitud de la Ley es el amor (Rom. 13, 8-10). Por lo demás, para quien ama, la Ley es inútil. No tiene necesidad de que se le diga que ame, sirva, dé gracias, sea justo y leal, haga el bien o evite el mal; ya lo hace da solo.
A todas estas podemos resumir entonces las cualidades de la caridad:
Es la plenitud de la Ley porque resumen en sí todas las leyes.
La caridad presupone y exige la justicia no la sustituye ni la absorbe. De manera que, no se puede dar a uno a titulo de caridad lo que le corresponde por justicia.
Es verdaderamente el motivo de la libertad de la Ley. Libres porque por el pecado es esclavo el hombre mas no por el amor.
La caridad por sí sola justifica al pecador, esto es, le borra los pecados (aunque no lo exime de la obligación de confesarlos)
Es la actitud de fondo a la que Dios llama a sus discípulos, antes y más que cualquier otro deber moral. ¿Qué hay de más objetivo y de más exigente que las exigencias de la caridad?
Es una norma suprema que se puede rastrear en todos los comportamientos individuales como elemento para discernir el bien y el mal. Por eso: “Ante todo revestíos de la caridad, que es el lazo de la perfección (Col. 3, 14).
Es la caridad fraterna el primer lugar donde se rinde culto a Dios. “No quien dice ¡Señor! ¡Señor! entrará al reino de los cielos, sino quien hace la voluntad de mi Padre”; “si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas allí de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda delante del altar y vete antes a reconciliarte con tu hermano” (Mt. 5, 23).
Es la comunión perfecta con Dios pues establece entre Dios y nosotros la más estrecha comunicación.
No sólo por caridad se vuelve toda la vida del cristiano una liturgia, sino que el culto cristiano es la caridad, es decir, el servicio a los hermanos (no sólo el dar sino el servir es también caridad). Existe, en verdad, un cristianismo anónimo: el de aquellos que ponen su vida al servicio de los hermanos; así como hay un cristianismo puramente formal e inútil: el de aquello que dicen que aman a Dios, mientras no aman al prójimo. (Dícese fariseo a todo aquel que simula una devoción religiosa que no posee).
Al relacionar la caridad con cualquier virtud moral llegaríamos a la conclusión que la caridad es el valor ético supremo porque hace al hombre capaz de poseer el fin último sobrenatural (el Reino de Dios); esto es lo que San Agustín denominaba caritas. Pero no es el único valor ético, ya que el hombre puede realizar actos honestos sin caridad. Las mismas virtudes teologales de la fe y de la esperanza pueden hallarse en un hombre separadas de la caridad; es lo que se llama filantropía, es decir que “el servicio al prójimo” se hace no por amor a Dios sino por énfasis en el problema social o como lo definiera San Agustín: cupiditas porque se hace más por amor a sí mismo. Sin embargo, estos valore éticos son por sí mismo imperfectos, relativos, puesto que no bastan por sí solo para hacer al hombre capaz de su fin último; sólo de la caridad reciben el valor de medios proporcionados a la consecución del fin. Todos los valores diversos y distintos de la caridad son a ella como el instrumento a la mano que lo usa, como el cuerpo al alma que lo vivifica; su función, en orden a la caridad, es doble: prepararle el terreno adecuado y servir de medio para su ejercicio.
En una palabra: la caridad ordena los actos de todas las demás virtudes, y por ende es
Forma de las virtudes, en efecto, no se habla de virtud sino en relación a los actos formados.
La caridad es eterna, todas las demás virtudes así como la fe y la esperanza terminan con la muerte.
Es la señal de que hay comunidad cristiana.
Es la forma más sensible de anunciar el evangelio.
Es la misión y la acción de la Iglesia.
Es la confirmación de la fe.
Es testimonio de amor.

¡AMAME COMO ERES!

Palabra alentadoras de Jesús al alma

Conozco tu miseria, las luchas y las tribulaciones de tu alma, las deficiencias y las enfermedades de tu cuerpo; sé de tu vileza, de tus pecados, y de digo lo mismo: "Dame tu corazón, ámame como eres..."

Si esperas ser un ángel para abandonarte al amor, no amarás nunca. Aún si eres vil en la práctica del deber y de la virtud o si vuelves a caer a menudo en aquellas culpas que quisieras no cometer más, no te permito de no amarme.

Ámame como eres.

En cada instante y en cualquier situación te encuentres, en el fervor o en la aridez, en la fidelidad o en la deslealtad, ámame... como eres... Quiero el amor de tu pobre corazón; si esperas ser perfecto, no me amarás nunca.

¿Acaso no podría Yo convertr cada granito de arena en un serafín radioso de pureza, de nobleza y de amor? ¿acaso no soy Yo el Omnipotente? Y si prefiero el pobre amor de tu corazón a los de aquellos que son más maravillosos ¿no soy Yo dueño de mi amor?

Hijo mío, deja que te ame, quiero tu corazón. Ciertamente que deseo con el tiempo transformarte, pero por ahora te amo como eres... y deseo que tu hagas lo mismo; quiero ver que, desde lo bajo de tu miseria, subas al amor. Amo en tí también tu debilidad, amo el amor de los pobres y de los miserables; quiero que de los harapos suba continuamente un gran grito: "Jesús te amo" .

Quiero unicamente el canto de tu corazón, no necesito ni tu ciencia ni tu talento. Una cosa sola me importa, verte trabajar con amor.

No son las virtudes que deseo; si te las diera, eres tan débil que alimentarían tu amor propio; no te preocupes de esto. Habría podido destinarte a grandes cosas; pero no, serías el siervo inútil; por eso tomaré de ti hasta lo poco que tienes... porque te he creado sólo para el amor.

Hoy estoy ante la puerta de tu corazón como un mendigo, ¡Yo, el Rey de los Reyes! LLamo y espero: apúrate a abrirme. No alegues tu miseria; si tu conocieras perfectamente tu indigencia, morirías de dolor. Lo que heriría mi corazón sería verte dudar de mí y no tenerme confianza.

Quiero que tu pienses en mí cada hora del día y de la noche; quiero que tu hagas la acción más insignificante sólo por amor. Cuento contigo para darme alegría...

No te preocupes por no poseer virtudes; te daré las mías.

Cuando tengas que sufrir, te daré fuerzas. Me has dado el amor, te daré el saber amar más allá de cuanto puedas soñar...

Pero recuérdate... ámame como eres...

Te he dado mi Madre, haz pasar, haz pasar todo por su corazón tan puro.

Cualquier cosa suceda, no esperes a ser santo para abandonarte al amor, no me amarías nunca... es tu momento.



CARTA A UN AMIGO

Amigo, hoy vengo a ti para comunicarte cuánto te amo, cuánto puedo ayudarte. Solo necesito de tu confianza, que me entregues ese problema que no te deja vivir como a los demás hijos míos, que tienen un hogar donde cubren sus necesidades de amor, de alimentación, de vestido de realización como lo hace todo ser humano.

Hermano, Yo vine por ti a salvarte del pecado ¿Por qué me desconoces? ¿Por qué no me confías tus necesidades? Yo puedo cambiarte. ¿No sabes acaso que puedo hacerlo? Yo penetro en tu corazón y puedo borrar y sanar esas cicatrices de desamor que son las que te llevaron a enfermarte y a vivir como vives. Hoy me doy a conocer para que Me pidas cambiarte.

¿Qué quieres de mí?, ¡Pídeme con confianza! Yo siempre te daré según Mi voluntad.

Hijo, Yo te creé, Yo te di la vida, esa vida que tu no sabes apreciar, por eso te llamo a vivirla junto conMigo. Entrégate con fe, con confianza que Yo te sanaré. Dame tu corazón, tu mente, tus pensamientos. Regálamelos que Yo los limpiaré y los purificaré con mis rayos de Misericordia, Ellos penetrarán a través de ti a lo más profundo de tu ser.

Un amigo que espera que tú Me llames para transformarte para que Me seas útil a Mí y a la humanidad.


Jesús de la Misericordia.
(Inspiración recibida en una madrugada por nuestra Directora quien escribió con tal fluidez sin errores ni enmiendas, tal como si le hubieran estado dictando)

CONFÍA EN MÍ


¿Por qué te agitas y confundes por los problemas que trae la vida?
Déjame cuidar de todas tus cosas e irán tornándose mejores.
Cuando te entregues totalmente a Mi, todas tus cosas serán resueltas con tranquilidad, de acuerdo a mis proyectos.
No te angusties, no me pidas con exigencias, como si quisieras forzarme a realizar tus planes.
En lugar de eso cierra los ojos de tu razón, abandónate en mis manos y con paz dime:
"´JESÚS CONFÍO EN TI"

Trata de evitar esos pensamientos que te angustian al querer comprender todo lo que te ocurre.
No arruines Mis planes tratando de imponer tus ideas, déjame ser tu Dios y actuar libremente en tu vida.
Entrégate a Mí con plena confianza y deja tu futuro en mis manos y dime:
"JESÚS CONFÍO EN TI"

Lo que más me lastima de ti es cuando trata de razonarlo todo de acuerdo a tus pensamientos, cuando intentas resolver tus problemas a tu manera, sin tenerme en cuenta a Mí.
Cuando me digas "JESÚS CONFÍO EN TI", no seas como el enfermo que le dice al doctor "cúreme", pero le sugiere la "mejor" forma de hacerlo.
Yo conozco mejor tu enfermedad y su remedio.
Déjate curar por Mí, no tengas miedo YO TE AMO.

Si ves qu las cosas se vuelven peores o más complicadas, aún cuando estás orando por ellas, mantén tu confianza en Mi, cierra los ojos de tu corazón, abandónate a Mí y continúa diciendo a cada instante:
"JESÚS CONFÍO EN TI"

Necesito mis manos libres para poder manifestarte mis bendiciones.
No ates mis manos con tus preocupaciones.
Satanás quiere que te frustres, hacerte desconfiar de Mí, quitarte la Paz y la Alegría que Yo te doy. Confía en Mí, Descansa en Mí, entrégate a Mí.
Yo hago milagros en la medida en que tú te abandonas en Mí.
Así que no te angusties, dame todas tus preocupaciones y problemas, pon en mis manos todas tus cosas y tu vida.
Abandónate en Mis manos y tendrás La Paz y siempre, siempre, dime:
"JESÚS CONFÍO EN TÍ"
y verás grandes milagros.
Te lo prometo con todo Mi AMOR.
Jesús.

BOLETIN INFORMATIVO

La Importancia de una Familia Cristiana

En nuestro trabajo diario de evangelización unido al calor humano que sentimos en esta obra de Dios, nos encontramos con diversas situaciones, la mas resaltante, son las personas atendidas procedentes de hogares desmembrados y/o promiscuos, con muy poca formación de valores, unido a la pobreza, terminan siendo hombres y mujeres ganados para la delincuencia.
Cuando oyen la buena noticia de un Dios de Misericordia, que espera un cambio en ellos, muchos despiertan y nos manifiestan querer salir de su situación de calle, la cual es muy dura, es cuando le brindamos la oportunidad de mandarlos a los centros de rehabilitación, para que encuentren la manera de salir de ella.
Lamentablemente cuando regresan, se tropiezan con la dura realidad de su entorno: de no tener las herramientas necesarias para insertarse en la sociedad como hombre nuevo, es allí cuando las frustraciones lo vencen y caen nuevamente en ese mundo infrahumano.
Sin embargo Dios sigue rescatando a sus hijos. La mayor recompensa de nuestro arduo trabajo, es la de encontrarnos en la calle, muchas veces no los conocemos, nos saludan con gran cariño y agradecimiento y nos manifiestan que ya han cambiado de vida. Esto nos hace sentir siervas útiles, que el Señor nos utiliza para salvar a quien le abra su corazón.
Ustedes son la luz del mundo … Brille igualmente la luz de ustedes ante los hombres, de modo que cuando ellos vean sus buenas obras, glorifiquen al Padre que esta en el cielo. (Mt.: 5, 14-16)
Es por ello que a través del trabajo diario nos damos cuenta de la importancia de la familia bien constituida y con sólida formación
Testimonio de una Servidora

Un día en la Iglesia, una hermana en Cristo, repartió unos volantes pequeños que decían que colaborarán con la casa de la Misericordia, entre otras cosas muebles, mesas, sillas, etc. Yo tenía en la casa unas mesas que no utilizaba, fue entonces que los doné al Refugio Divina Misericordia. Al día siguiente hablé con la misma hermana, y le pregunte en que forma podía ayudar en esa casa de caridad? Y me dijo: Hermana en lo que usted pueda. A los días le pregunté la dirección, y decidí ir, eso fue en febrero.

El primer día, quede sorprendida al ver la cantidad de hermanos en las mesas, yo estaba en la parte de adentro pasando las bandejas. No podía contener la emoción, sentí algo muy dentro de mi, las lagrimas caían por mis mejillas y pensaba: y yo tan ajena a todo esto que veía. Al día siguiente, me atreví a atender en las mesas, y siempre lo hice con mucho amor y alegría, muy contenta con lo que hacía.

Cuando hago mis diligencias en la calle y veo que la hora del servicio se acerca le pido a la Virgen y a Jesús que me permitan llegar a la hora y se me cumple.
Hermanos les digo esto con toda sinceridad, que me siento bien con todos los hermanos de esta casa.

En la iglesia, todos los días me preguntaba: ¿Qué estoy haciendo por los demás?. Ahora me siento distinta. Siempre los veía en la calle, a ellos los indigentes, y nunca pensé que los podía atender a todos juntos. A algunos jóvenes he podido verlos todos los días, van a almorzar, pero me da dolor ver como destruyen sus vidas.

Antes de venir al Refugio conocí a un joven también de la calle. Él me pedía dinero, yo le compraba jugo y pan. Un día le dije espérame que te traigo comida, cuando regresé, se había ido, no estaba. A los días un señor del lugar me dijo: “señora al muchacho que usted le daba comida, lo mataron”. Me dio tanto dolor, ya me había acostumbrado a darle su comida. Él fue el primer hermano indigente que atendí con cariño. Siempre digo: “Jesús, derrama los rayos de tu Misericordia y transfórmalos”. Luisa Rojas