¡AMAME COMO ERES!

Palabra alentadoras de Jesús al alma

Conozco tu miseria, las luchas y las tribulaciones de tu alma, las deficiencias y las enfermedades de tu cuerpo; sé de tu vileza, de tus pecados, y de digo lo mismo: "Dame tu corazón, ámame como eres..."

Si esperas ser un ángel para abandonarte al amor, no amarás nunca. Aún si eres vil en la práctica del deber y de la virtud o si vuelves a caer a menudo en aquellas culpas que quisieras no cometer más, no te permito de no amarme.

Ámame como eres.

En cada instante y en cualquier situación te encuentres, en el fervor o en la aridez, en la fidelidad o en la deslealtad, ámame... como eres... Quiero el amor de tu pobre corazón; si esperas ser perfecto, no me amarás nunca.

¿Acaso no podría Yo convertr cada granito de arena en un serafín radioso de pureza, de nobleza y de amor? ¿acaso no soy Yo el Omnipotente? Y si prefiero el pobre amor de tu corazón a los de aquellos que son más maravillosos ¿no soy Yo dueño de mi amor?

Hijo mío, deja que te ame, quiero tu corazón. Ciertamente que deseo con el tiempo transformarte, pero por ahora te amo como eres... y deseo que tu hagas lo mismo; quiero ver que, desde lo bajo de tu miseria, subas al amor. Amo en tí también tu debilidad, amo el amor de los pobres y de los miserables; quiero que de los harapos suba continuamente un gran grito: "Jesús te amo" .

Quiero unicamente el canto de tu corazón, no necesito ni tu ciencia ni tu talento. Una cosa sola me importa, verte trabajar con amor.

No son las virtudes que deseo; si te las diera, eres tan débil que alimentarían tu amor propio; no te preocupes de esto. Habría podido destinarte a grandes cosas; pero no, serías el siervo inútil; por eso tomaré de ti hasta lo poco que tienes... porque te he creado sólo para el amor.

Hoy estoy ante la puerta de tu corazón como un mendigo, ¡Yo, el Rey de los Reyes! LLamo y espero: apúrate a abrirme. No alegues tu miseria; si tu conocieras perfectamente tu indigencia, morirías de dolor. Lo que heriría mi corazón sería verte dudar de mí y no tenerme confianza.

Quiero que tu pienses en mí cada hora del día y de la noche; quiero que tu hagas la acción más insignificante sólo por amor. Cuento contigo para darme alegría...

No te preocupes por no poseer virtudes; te daré las mías.

Cuando tengas que sufrir, te daré fuerzas. Me has dado el amor, te daré el saber amar más allá de cuanto puedas soñar...

Pero recuérdate... ámame como eres...

Te he dado mi Madre, haz pasar, haz pasar todo por su corazón tan puro.

Cualquier cosa suceda, no esperes a ser santo para abandonarte al amor, no me amarías nunca... es tu momento.



No hay comentarios.: